Panorama
Epidemiológico Actual en México [1]
Desde hace seis años, varias encuestas
sobre consumo de drogas se han conducido en nuestro país, además de
investigaciones específicas sobre el tema.
La encuesta de patología mental en
adolescentes (Benjet y cols., 2007), las encuestas de hogares realizadas en
cuatro ciudades en el 2005 que incluyó Tijuana, Ciudad Juárez, Monterrey y
Querétaro (Fleiz y cols., 2006), así como la de hogares de la ciudad de México
(Fleiz y cols., 2007), la encuesta estatal de Yucatán en 2005 (Urquiaga,
Medina-Mora y cols., 2007), encuestas estatales de estudiantes de secundaria o
preparatoria en Aguascalientes, Baja California, Sonora, Querétaro, Nuevo León,
Yucatán, Campeche, Tlaxcala (Villatoro y cols., 2003, 2007, en prensa),
Tamaulipas (Gaither y cols., 2004), Colima (Velázquez, 2007) y en la Ciudad de
México se han venido realizando
mediciones periódicas desde 1976, siendo la última la realizada en 2006
(Villatoro y cols., 2007); son algunos de los estudios que se han realizado
sobre esta temática y que nos ofrecen un marco de cambios en el contexto
nacional de las adicciones y la salud mental.
Además de estos estudios, los sistemas
de vigilancia de la Dirección General de Epidemiología (Sistema Epidemiológico
de Vigilancia Epidemiológica en Adicciones, SISVEA), de los Centros de
Integración Juvenil (CIJ) y el Sistema de Registro e Información en Drogas
(SRID), alimentan al Observatorio Epidemiológico de Consumo de Tabaco, Alcohol
y Otras Drogas (OECTAOD), en el que participan diversas instituciones e
investigadores que trabajan en el área y que anualmente presenta los datos de
las diversas investigaciones que se realizan y que tienen como finalidad ayudar
en el desarrollo de las políticas de salud y de la toma de decisiones en la
prevención, diagnóstico y tratamiento del problema.
En la introducción de la encuesta de
estudiantes de la Ciudad de México que realizamos en el 2003, hicimos mención
de varios elementos que resaltan lo que ocurría en nuestro país, resumamos
dichos puntos y veamos cómo han cambiado durante este tiempo.
1) Incremento en el consumo de drogas, especialmente en alcohol, mariguana y metanfetaminas, aun
cuando el índice general de consumo se ha mantenido estable.
2) Variaciones regionales, de manera que el consumo es mayor en
las grandes urbes, en la región centro y en la región norte del país. Sin
embargo, las nuevas generaciones se ven más afectadas sin importar el nivel de
urbanización del lugar en que viven.
3) Cambios en los índices de consumo de alcohol y tabaco en
hombres y mujeres, las prevalencias de consumo de estas
sustancias en las mujeres presentan valores similares a las de los hombres y en
algunas zonas llega a ser más elevado.
4) El estudiar es un factor protector ante el consumo de drogas.
5) El trabajar siendo menor de edad y el tiempo que lleva
haciéndolo, incrementa la probabilidad de consumir drogas, aún y cuando el
adolescente se encuentre estudiando.
6) La alta tolerancia de la población ante el consumo de las
drogas legales (tabaco y alcohol) y la baja percepción de riesgo del daño que
estas ocasionan, son factores preponderantes que se tienen que trabajar en los
programas de prevención.
7) El consumo de drogas no es un factor aislado, regularmente hay
una alta asociación entre el consumo de drogas y otras áreas de la salud
mental.
Los
diversos sistemas de información del país (SISVEA, CIJ), han mostrado que el
consumo de cocaína se ha estabilizado y que la mariguana sigue en incremento,
aunque estos aspectos tienen variaciones a nivel regional. Asimismo, en los
datos de la encuesta de estudiantes de la Ciudad de México del 2003, se
encontró una situación similar, incremento en el consumo de mariguana, ligero
decremento en el consumo de cocaína y, como nueva situación, un repunte en el
consumo de inhalables.
Por
supuesto, los cambios y comportamientos
no son iguales en todo el país. Estas mismas fuentes de información nos señalan
que la frontera norte del país tiene un comportamiento diferente, incluso entre
ella misma. Mientras que en Matamoros el consumo es menor a las otras ciudades
fronterizas, Nuevo Laredo, Reynosa y Ciudad Juárez muestran un alto nivel
de consumo de cocaína y una alta problemática de consumo de heroína. Por otra
parte, las ciudades fronterizas de Sonora y Baja California muestran problemas
también en el consumo de estas
sustancias, pero presentan ya altos índices de consumo de metanfetaminas, tanto
en aquellos que asisten a un servicio de salud para adicciones, como en la
población abierta y escolar de la entidad. Incluso en el caso de Sonora está
documentado un alto porcentaje de esta sustancia en la ciudad capital. Esto
coincide mucho con lo que pasa en los Estados Unidos de Norteamérica, donde el
mercado natural de las metanfetaminas es California y se le han venido
agregando algunos condados de Arizona.
Otro
elemento relevante en la frontera es que el consumo en Ciudad Juárez ha
alcanzado los niveles de Tijuana y la principal contribución viene del rango de
los menores de edad entre los 12 y los 17 años, de manera que estas dos
ciudades son las de mayor consumo de sustancias en el país, aún por encima de
la Ciudad de México. Por supuesto, el realizar diagnósticos de esta naturaleza
en otros estados es importante para conocer con mayor claridad su situación.
En el
centro del país, se encuentra una problemática intermedia, aunque la Ciudad de
México muestra un nivel de consumo de drogas entre el centro del país y las dos
ciudades fronterizas mencionadas con anterioridad. No obstante, en todos los
estados mencionados en que se han hecho investigaciones en estudiantes, ha
habido un incremento importante en el consumo de drogas.
Destaca
Aguascalientes con una problemática muy fuerte en el abuso de alcohol, que
alcanza al 40% de la población de bachillerato, valor por arriba en casi un 10%
de lo que se obtuvo en otros estados. Igualmente, los niveles de consumo de
tabaco son muy similares entre Aguascalientes, Querétaro y la Ciudad de México,
especialmente en los hombres y en la población de bachillerato.
En el sur
del país, especialmente en Yucatán, estado donde se ha realizado una encuesta de hogares y una de estudiantes,
la problemática se conserva como la más baja del país, aún incluso al analizar
la ciudad capital del estado. Las prevalencias del consumo son menores, aunque
para la región es importante tomar en cuenta la necesidad de contar con un
estudio específico en la Ciudad de Cancún, QR, donde debido a su situación
turística, se piensa hay un alto consumo de drogas.
Por otra
parte, actualmente se sigue observando que las mujeres han incrementado su
consumo de drogas, de manera específica, el reporte de la encuesta del 2003 y
2006, muestra que en alcohol y tabaco en algunas delegaciones de la Ciudad de
México, hay una mayor prevalencia de mujeres que las consumen y hay indicios de
que en algunas drogas ilegales las prevalencias comienzan a ser similares a las
de los hombres, tal y como lo muestran los resultados de la encuesta de Nuevo
León que se hizo al mismo tiempo que la presente y vemos que la distancia entre
hombres (6.8%) y mujeres (6.3%) de secundaria es muy pequeña.
Se ha
documentado con anterioridad que la escuela es un factor protector, aunque no
se ha identificado con precisión cuáles elementos o mecanismos de la misma son
los que ayudan a que en esta población se encuentren prevalencias menores que
en aquellos/as que no están estudiando. Los datos actuales de las encuestas de
hogares siguen mostrando claramente que aquellos/as adolescentes que están
estudiando, tienen un menor nivel de consumo que los/as que ya no lo están, lo
cual es más marcado en el caso de los hombres.
En un
análisis específico de la encuesta del 2003, se analizaron las características de aquellas escuelas
en las que al director o directora, así como
su planta docente, se les percibía como competentes y confiables. Los
resultados indicaron claramente que en estas escuelas los niveles de consumo
son menores en un 40% en comparación con
aquellas en las que no se notaba la presencia competente del/a
director/a o en las que su planta docente no se percibía como buena. Lo mismo
ocurrió con los niveles de intento suicida y, en general con diversos aspectos
de la salud mental de los/as estudiantes.
Sobre el
tiempo dedicado a trabajar, en aquellos/as adolescentes que se ven en la
necesidad de hacerlo, se ha encontrado claramente que quienes tienen más tiempo
trabajando, presentan mayor prevalencia de consumo. En la actualidad no se
tienen datos que nos permitan conocer con mayor detalle cómo se presenta esta
problemática, aunque en general se sabe que el percibir un salario aunado al
poco involucramiento con la escuela, facilita que se tenga mayor acceso a las
drogas.
Es
importante señalar que el consumo de tabaco se ha mantenido estable en los
últimos 4 años aproximadamente, pero el consumo de alcohol se ha venido
incrementando en forma consistente y los niveles de consumo de ambas sustancias
son elevados, de más del 50% para tabaco y de más del 60% para el alcohol.
Esta
situación está relacionada con dos aspectos muy importantes, se observan bajos
niveles de percepción de riesgo y una alta tolerancia social en comparación con
el uso de drogas ilegales y médicas, esta situación se ve reflejada en el alto
porcentaje de niños/as que inicia su consumo a los 12 años o antes (1 de cada 5
estudiantes).
Además, se
ha mostrado claramente, tanto en población general como en población escolar,
que este inicio temprano es un factor de riesgo muy importante para iniciar el
consumo de otras drogas (Medina-Mora y cols., 2002, Villatoro y cols., 2005).
Este
resultado debe llamar nuestra atención, a fin de incluir un módulo importante
en los distintos programas de prevención sobre el tema, ya que tradicionalmente
hemos sido una sociedad con una alta tolerancia ante el uso y abuso del alcohol
y de tabaco, lo que en los resultados vemos que elicita la experimentación con
otras drogas.
Finalmente,
se ha encontrado una alta relación entre el consumo de drogas y otras
problemáticas en la salud mental de nuestros/as adolescentes, de acuerdo a los
datos de la encuesta realizada en la Ciudad de México (Figuras 1-4).
Si bien se
requiere un análisis más detallado sobre los senderos que estas conductas
siguen en nuestros/as adolescentes, los datos muestran claramente que el
consumo de drogas está altamente vinculado con conductas antisociales, intento
suicida, problemas de la conducta alimentaria y abuso sexual, tanto en los
hombres como en las mujeres.
Además,
estos resultados marcan claramente la necesidad de emprender esfuerzos de
prevención desde una visión integral de la salud mental de nuestras nuevas
generaciones, que incida en todos los ámbitos de su vida.
[1] Este documento fue originalmente escrito a mediados
del 2007 para la encuesta de estudiantes de la ciudad de México del 2006, se
incluye aquí, ya que representa una visión actual del consumo de drogas en
nuestro país, escrita por los autores del mismo, la cita es: Villatoro , J. A., Gutierrez , M.
., Quiroz, N., Moreno, M., Gaytán L., Gaytán F., Amador , N. y Medina-Mora, ME
(2009). Encuesta de estudiantes de la Ciudad de México 2006. Prevalencias y
evolución del consumo de drogas. Salud Mental , 32 (4), 287-297.